Que pese a la bonanza editorial que vivimos nadie se haya decidido a editar en nuestro país el excelente Mind Mgmt de Matt Kindt sigue siendo uno de los grandes misterios de los últimos tiempos. A la espera de que ello ocurra, van llegando a nuestras manos las incursiones del autor en las editoriales de superhéroes. La más reciente, este Rai, bienvenido a Nuevo Japón, primera entrega de la serie regular de este personaje Valiant.
En Bienvenido a Nuevo Japón asistimos a la puesta de largo de un personaje y una ambientación novedosos. Nos encontramos en un futuro diatópico asificado y ultratecnificado en el que Japón se ha convertido en una concatenación interminable de áreas suspepobladas en las que la pobación subsiste como puede. Todo el país es gobernado y controlado por una entidad electrónica y espiritual a la vez, el Padre, un trasunto virtual de la nación que ejerce un dominio total sobre los subditos nipones y que tiene como paladín a Rai.
Un asesinato, el primero en mil años en todo Japón, servirá como detonante para que se planteen una serie de preguntas y se desvelen algunos secretos que lo cambiarán todo.
Matt Kindt crea un futuro ciberpunk que abarca desde Blade Runner a Matrix, pasando por Appleseed. Su cuidadosa ambientación no rehuye un flujo constante de acción en la que vamos conociendo los matices de un personaje que va viendo cómo van despertando su conciencia y humanidad. En general, todo está planteado de una manera muy hollywoodiense: hay emoción, hay intriga, hay «efectos especiales» a mansalva, todo muy directo y sencillo, que no simple… en definitiva, las virtudes que ha atesorado la editorial Valiant desde su vuelta a la vida.
La puesta en escena de todo esto era un factor definitivo para poder entrar en todo este despliegue futurista y tecnológico. En ese aspecto el trabajo gráfico de Clayton Crain es intachable. El dibujante, uno de los autores mainstream que ha abrazado la revolución digital con mayor devoción, realiza un despliegue de las posibilidades de este formato. Su dominio del medio es evidente, y su elección de una paleta de colores metalizada y extremadamente llamativa encaja a la perfección con la necesidad de plasmar un entorno tecnológico hasta el extremo y un héroe mitad real, mitad digital. Su apuesta puede resultar algo radical para aquellos acostumbrados a técnicas de coloreado digital menos llamativo, pero está justificado en Rai. Crain se mueve con comodidad en este mundo de fantasía hi-tech y la apuesta, por tanto, tiene sentido. Se le puede reprochar una cierta rigidez en algunos momentos y, desde luego, el suyo no es un estilo que vayan a disfrutar paladares clásicos o que vaya a revolucionar la narrativa del medio, pero sí es un autor competente con una indudable capacidad de llevar al papel ese ambiente que pide el cómic para que todo funcione.
Rai , con sus virtudes y sus defectos, es un tebeo de superhéroes del siglo XXI, algo que puede sonar a perogrullada, pero que resulta muy de agradecer en un género que carga con demasiado lastre.
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