Reseña de El Pato Howard, Patochadas

Desempolvado cada cierto tiempo desde los desprejuiciados setenta, El pato Howard vive ahora una segunda juventud en una editorial Marvel empeñada en aprovechar hasta el tuétano de su amplísimo catálogo de personajes.

Creado por Steve Gerber en los años setenta, el personaje gozó de una cierta popularidad debido al buen hacer de un Gerber que se encargó de dar vida a, nunca mejor dicho, toda una rara avis en un momento en el que el cómic de superhéroes era algo mucho más sencillo. Howard tuvo su canto del cisne a mediados de los ochenta con una película apadrinada, ni más ni menos, por el todopoderoso George Lucas. El film fue un entrañable despropósito, además de un estrepitoso fracaso de taquilla.

Esto y una disputa legal entre Gerber y Marvel Comics sepultaron en el olvido a un personaje al que, en una época en la que parte de la apuesta de la Casa de las Ideas pasa por el humor, vuelve a ser aceptable que un pato que habla comparta aventuras con Spiderman o el Doctor Extraño.

Ahora, Chip Zdarsky y Joe Quinones (al dibujo) traen a un Howard volcado en su labor de investigador privado. El dibujante y guionista de se ha destapa en el género humorístico en esta serie humor. Sus armas son diálogos rápidos y frescos, buenas dosis de humor referencial (esas notas a pie de página remitiendo a números de series inexistentes) y un tono general que oscila entre la parodia y el slapstick. Howard se enfrenta a jubilados zombies, abducciones y supervillanos con la misma socarronería y el mismo papel de patán al quien las cosas le acaban por salir más o menos bien.

Los responsables de la serie han asumido abiertamente que el cachondeo puro y duro es el único camino para un personaje disparatado como este, así como que el guiño cómplice al lector marvelita de toda la vida es tan importante como mantener argumentos lo suficientemente sencillos como para que cualquiera pueda pasar un rato entretenido leyendo Howard el Pato sin haber leído antes cientos de comics Marvel.

Joe Quinones, a quien ya conocemos por, por ejemplo, Batman’66 se vuelve a embarcar en un revival humorístico. Sus esfuerzos, en esta ocasión, se centran en lograr un tebeo aseado y fluido. Sabedor de que trabaja en una colección en la que no se han depositado grandes expectativas, se desenvuelve sin grandes alardes, pero sabiendo imprimir ese pequeño añadido que convierte un tebeo de superhéroes en un tebeo de superhéroes que busca hacerte reir (de manera voluntaria).

Howard el pato es una lectura sin pretensiones que viene a confirmar la sospecha de que en las grandes editoriales norteamericanas se trabaja mucho mejor sin presión y que la vuelta al humor es uno de los grandes aciertos de Marvel en los últimos años.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*