Existe una inherente atracción hacia las ficciones que, por terribles que sean, nos hacen pensar que, en el fondo, no son del todo descabelladas. En Punk Rock Jesus, un ambicioso productor se propone llevar adelante el reality show más impactante de la historia, en el que clona a Jesucristo a partir de ADN de la Sábana Santa para poder llevar a cabo el Segundo Advenimiento y mostrarlo 24/7 en televisión. Para convertir en realidad el espectáculo catódico definitivo, contará con una genetista Premio Nobel, un ex miembro del IRA de turbio pasado y una joven virgen María ávida por solucionar su vida y la de los suyos.
Sean Murphy decide tomar como punto de partida El show de Truman y mezclar la devoción masiva por la televisión con un opio del pueblo mucho más antigo: la religión. El autor despliega de manera detallada y convincente aunque, claro, convenientemente hiperbolizada, una historia llena de crueldad, fanatismo y deshumanizado neoliberalismo. Un viaje a los Estados Unidos del extremismo religioso, del culto a las armas, del show business hasta las últimas consecuencias y del todo por la pasta travestido de distopía.
Más allá de una apabullante capacidad como dibujante, como ya había demostrado en Joe el Bárbaro y El resurgir, Sean Murphy demuestra como guionista una enorme solvencia. Murphy sabe echar a rodar una ambiciosa premisa llevándola adelante mediante personajes bien definidos, subtramas ejecutadas con gran precisión, giros argumentales dosificados en su justa medida y un ritmo que sabe mantener la tensión a lo largo de las muchas páginas de Punk Rock Jesus.
El autor trabaja con gran acierto unos saltos temporales que le permiten pasar del reality de la natividad a una especie de Jesucristo Superstar con banda sonora punk adolescente. En el transcurso de todo ello hay acción, peligro y secretos, tragedia, castigo y redención. Todo ello plasmado por uno de los mejores dibujantes que puede ofrecer la industria norteamericana en la actualidad. El blanco y negro de este Punk Rock Jesus permite disfrutar del trazo afilado y preciso de Sean Murphy y del elaboradísimo nivel de detalle de un dibujante que consigue que casi todo lo que sale de su lápiz reluzca. Murphy es un dibujante total, en tanto en cuanto su diseño de personajes y de props es sobresaliente, su dominio de da expresividad y el dinamismo muy sólidos y para rematar, maneja el diseño y ritmo de página con maestría. Hojear sus tebeos resulta una gozada pero es que, además, leerlos es toda una experiencia.
Punk Rock Jesus es un batido de referencias que ha tenido como resultado una muy buena idea ejecutada a lo grande. Un blockbuster de esos que convencen hasta al crítico más gafapasta.
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