Pasan los años y Matt Wagner sigue sin poder caer en la tentación de enfrentar a su Grendel contra otro personaje franquicia, en esta ocasión al héroe pulp la Sombra.
A Grendel en España se le ha publicado poco y mal y tres cuartos de lo mismo podemos decir de la Sombra en su encarnación comiquera, personaje al que solo Zinco dio un poco de cariño en su momento. Y, sin embargo, aquí estamos, hablando de dos personajes por quienes pocos dan un duro.
Wagner, con suficientes años a sus espaldas como para lograr hilar una efectiva historia mezclando a dos personajes tan deliberadamente esquemáticos en su definición y motivaciones. Así, el villano que simboliza el espíritu de agresividad humano y uno de los más célebres arquetipos de justiciero nocturno e implacable coinciden en el sórdido Nueva York de los años 30. El autor utiliza un recurso tan facilón como sonrojante para hacer viajar a Grendel en el tiempo. No sé si este es fruto de la vagancia, de la premura por poner a los personajes «al lío» o un guiño al género pulp, pero el caso es que despacha el asunto en un pispás y se entrega a lo que verdaderamente le interesa, que es recrear la Gran Manzana de la época de la Ley Seca, tanto en la forma como en el fondo.
Ya en su momento, Matt Wagner demostró una decidida solvencia en Sandman Mystery Theatre a la hora de recrear tramas folletinescas de justicieros y delincuentes en clave retro. Y es eso, precisamente, en lo que se vuelca en este crossover. Con un exquisito cuidado por los pequeños detalles, el autor nos regala con una ambientación trabajadísima y toda una galería de gangsters, femmes fatales y guiños a la época. En sus manos, la Sombra conserva toda su esencia icónica, resaltada con tremenda eficacia a lo largo de unas páginas en las que el protagonismo de ambos personajes se reparte religiosamente. El conjunto es una versión extendida y primorosamente presentada del gato y el ratón con algo más de sangre de por medio. Ambos llevan tan al extremo su obsesión por el adversario que, por momentos, parece como si Wagner quisiese mostrarnos lo fácil que es hacer caer a estos personajes en la caricatura. Quizás por ello el autor deja el sentido común y la inteligencia a los personajes femeninos que aparecen en la obra y deja a los muchachos divertirse con sus cuchillos, sus pistolas y sus grandilocuentes bravatas por todo Nueva York.
Este Grendel vs la Sombra es una obra que podemos considerar a diversos niveles. Por un lado puede ser un liviano pasatiempo protagonizado por dos conocidísimls iconos pop. Puede también interpretarse como un ejercicio formal por parte de un autor consagrado y de calidad contrastada, encaprichado por juguetear con la nostalgia por las novelas pulp y los seriales radiofónicos. Tanto como si se opta por una de las dos opciones como si se combinan las dos, el resultado es completamente satisfactorio.
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