Podemos definir a Jeff Lemire como uno de esos autores que, partiendo de la autoedición y el indie, ha sabido labrarse un nombre dentro del circuito editorial mainstream. En Descender, Lemire se suma al aparentemente inagotable torrente de títulos de ciencia-ficción que pueblan la editorial Image. Un catálogo de proyectos que, sin inventar casi nada, está sabiendo poner al día un género que ha abandonado el nicho para convertirse en estándar.
El punto de partida de la serie es una melange de high concepts que resultarán familiares a los seguidores del género. La llegada de gigantes alienígenas silenciosos y amenazantes, que tienen como epítome al Galactus de Stan Lee y Jack Kirby, es todo un clásico. La descripción de una sociedad en la que la presencia de los robots se ha normalizado, el niño robótico protagonista y el movimiento neoludita recuerdan poderosamente al clásico Los superjuguetes duran todo el verano, novela de Brian Aldiss llevada a la gran pantalla por Steven Spielberg con el nombre de Inteligencia Artificial. Hay también algo del Doctor Caius de Battlestar Galactica en el Doctor Quon y, claro, algo de la space opera-política ficción de Star Trek. Para qué quedarme con una sola idea, si me gustan todas, ha debido pensar el canadiense.
El hecho de que resulte relativamente sencillo «cogerle la matrícula» a Lemire no impide reconocer sus méritos. El guionista logra sin lugar a dudas asentar un relato interesante y describir un universo tan rico como complejo sin necesidad de farragosas explicaciones. Lemire domina los diálogos, sabe hacer uso conveniente del flashback y la elipsis y ejecuta con precisión quirúrgica la fusión de líneas argumentales paralelas. Si unimos su acierto a la hora de ensamblar personajes creíbles con un par de pinceladas, vemos cómo el autor se marca en este primer volumen una master class de guión con una envidiable naturalidad.
Descender tiene acción, aventura y personajes entrañables que interaccionan como contrapunto casi cómico a ese tono de solemne grandeza que caracteriza a este tipo de obras en las que se nos intenta convencer de que los héroes son la última esperanza ante una amenaza trascental. Se puede ver un cariño genuino por hacer las cosas bien y conmover.
El dibujante Dustin Nguyen se enfrenta, además, al proyecto más ambicioso de su carrera. Nguyen, fogueado en una cómoda clase media artística en títulos DC como Batman o Authority, aprieta los dientes y da el salto en Descender. Elige las acuarelas en detrimento del lápiz y la tinta y saca partido a un recurso que, bien utilizado, permite poner el foco en lo verdaderamente interesante y dramático y, a la vez, captar a la perfección escenarios oníricos, la atmósfera opresiva del interior de una nave espacial o la inmensidad del espacio abierto. El dibujante apuesta por salir de su zona de confort y afrontar Descender «a la europea», manteniendo siempre, eso sí, los tiempos de producción estadounidenses. El esfuerzo se nota y se agradece. Es curioso cómo nos estamos acostumbrando a que dibujantes procedentes de Marvel o DC den lo mejor de ellos mismos en proyectos propios alojados en Image. Debería, por lo menos, dar que pensar a las big two. Como dicen por aquellos lares, I’m not holding my breath.
Descender es una sólida serie de ciencia ficción que consigue insuflar nueva vida a conceptos no especialmente novedosos a través de la excelente labor de sus autores. Un ejemplo de aprecio y cariño por un género y un medio que supone, además, el triunfo del inconformismo y la inquietud creativa. Valores por los que vale la pena arriesgarse.
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