Scott Snyder y Greg Capullo han ñogrado, en mi opinión, hacer la serie de Batman moderna que se merece el personaje. Quizás la única que tiene sentido tras el Dark Knight post-Nolan. Tanto si como lector tiene algún tipo de sentido el aparente totum revolutum permanente en el que vive DC con sus constantes megaeventos y reinvenciones como si simplemente te apetece leer tebeos de Batman, es bueno lo que se han propuesto (y conseguido). Y sigue ocurriendo en este Batman, la muerte de la familia.
El tribunal de los búhos, saga previa a la que nos ocupa, ya me pareció una lectura intensa y liberadora, centrada en lo que contaba y no en lo que podía estar ocurriendo en otro sitio. La muerte de la familia me parece un paso más en el mismo sentido. Está claro que poder contar la «rentrée» de un personaje apasionante y con tantas posibilidades como el Joker es un caramelito. También es, no nos engañemos, un desafío. A Snyder no le tiembla el pulso y define claramente el personaje con un ojo puesto en el que inmortalizó Heath Ledger en la gran pantalla.
Hay a lo largo de estas páginas esa misma sensación de caos y anarquía minuciosamente orquestados, esa imprevisibilidad y esa cruda truculencia que acercan al personaje más al terror del psicópata que a la astracanada pop.
El Batman de La muerte de la familia es el detective de las mejores historias del Señor de la Noche, pero también el hombre marcado a fuego por un pasado en paralelo con una personalidad tan disfuncional como la del Joker. Hay un repaso del camino recorrido, de las motivaciones, del cómo y del por qué de una rivalidad convertida en mito. Snyder juega con eso y también con el «nuevo» rol de Batman, antaño empedernido lobo solitario, como padre de una cada vez más nutrida familia superheroica. Incluso se permite, a través de unos pequeños episodios, asomarse al punto de vista del Joker. Hay lugar para todo eso mientras se sucede una historia de crimen , investigación y el inevitable dueño final en la tradición más clásica del guardian de Gotham. Y lo más importante, hay emoción, hay suspense bien trabajado y hay adrenalina, que es, al final, de lo que se trata.
Vaya por delante que no soy un gran fan de Greg Capullo. Su paso de currante a dibujante estrella de DC Comics tras años de dedicación en una serie como Spawn resulta sintomático de muchas cosas. Capullo no es un mal dibujante. Ha consolidado un estilo no especialmente original pero indudablemente personal y efectivo. Tras trabajar durante años en uma especie de sucedáneo, el tono más oscuro de Batman le viene que ni pintado. Su trabajo en La muerte de la familia no es una clase magistral de nada, pero no creo que esto sea algo que él mismo pretenda.
La muerte de la familia es una lectura estupenda, tanto por sí sola como integrada dentro de un proyecto más amplio y ambicioso. Ojalá los cómics de superhéroes se marcasen como estándar obras así.
Dejar una contestacion