Tomando como partida los grabados de La danza macabra, de Hans Holbein, La danza de los muertos de Pierre Ferrero avanza a lo largo de su centenar largo de páginas entre lo vacilón y lo épico, entre la adrenalina del videojuego de estrategia y la frescura de una sitcom millennial.
Hay varias consideraciones a la hora de entrar en este volumen. Ferrero decide abandonar un acercamiento canónico al género alegórico medieval al que se refiere la obra y decide embarcarse en una epopeya de colores chillones llena de zombies, hedonismo desatado y un inesperado feeling de macarrismo urbano. Si piensas en cómo El ejercito de las tinieblas del añorado Sam Raimi, o en el desparrame esquelético de Ray Harryhausen vistos desde un prisma actual y desprejuiciado, quizás te puedas hacer una idea aproximada del tono de este La danza de los muertos.
Porros, borracheras y un idioma actual, en unos diálogos que en ocasiones son puro graffitti se combinan con aventuras caballerescas y reinos lejanos. Ferrero nos muestra todo a través de un dibujo que homenajea en su bidimensionalidad a las estampas medievales en las que se inspira la obra, pero juega en la misma liga de lisergia postmoderna que Hora de Aventuras.
Pierre Ferrero comparte con autores como Jim Woodring, David Sánchez, Jesse Jacobs, o Chema Peral su facilidad para embelesar y perturbar a partes iguales con mundos salidos de su imaginación. El autor tiene un buen arsenal de obras estimulantes y participa en una de las editoriales francesas más interesantes del momento, Arbitraire. Esperemos que esta La danza de los muertos no sea lo suyo último que leamos por aquí.