Desde su resurrección esto ultimos años me he convertido en un seguidor ferviente de Christopher Chance, más conocido como El Blanco Humano. El personaje, en su nueva encarnación dentro del sello Vertigo ha sido afortunado en lo creativo, con un Peter Milligan bastante alejado de sus trabajos más alimenticios y un puñado de buenos dibujantes (Biukovic, Pulido, Chiang) que han sabido hacerle justicia a los guiones del escritor británico.
Desgraciadamente, las aventuras del Blanco Humano en forma de serie regular no aguantaron el tirón y la cosa dio para poco más de una docena de trepidantes episodios. Planeta ha editado el segundo recopilatorio, correspondiente a los números del seis al diez de la serie original norteamericana. En total dos one shots, esas pequeñas lecturas que tanto me gustan, y un mini arco argumental de tres capítulos que da nombre al recopilatorio. Milligan , como Brubaker, tiene una habilidad especial para desarrollar historias de tipos duros, mafiosos y bajos fondos en general. Las posibilidades del Blanco Humano (¿para cuando la serie de televisión) son enormes para plantear escenarios distintos y rocambolescos, para no sentirse demasiado atado a una galería de secundarios o una base argumental demasiado asfixiante. Y es ahí donde el guionista saca partido de la situación. Ya sea como cura o convicto, las situaciones que genera el constante juego de equívocos que ocasiona este artista del disfraz y el cambio de apariencia mantienen una saludable tensión a través de unas páginas que avanzan implacablemente y con un firme ritmo. Con una voluntad claramente televisiva más que cinematográfica, Peter Milligan recurre una y otra vez al giro más allá del giro, a aquello que se llama rizar el rizo, a acostumbrar al lector a que cada sorpresa sea tan sólo la penúltima. Un credo que ejemplifica especialmente en Vivir en Amerika. Flashbacks, narrativa a diversos niveles y unas líneas argumentales bien definidas ayudan a que esta historia de terroristas americanos sepa a poco con tres entregas, aunque quizás sea mejor así.
En el apartado gráfico, si Javier Pulido no acabó de convencer a algunos (entre los cuales, por cierto, no me encuentro) en los episodios que realizó par la serie, dudo mucho que Cliff Chiang decepcione a nadie. Con un estilo a la Michael Lark en el que importa y mucho el acabado en tinta, Chiang, con su trazo elegante y cool es toda una garantía de éxito. Vuelve el triunfo del dibujante comedido y efectivo, del tío que con un pim pam pum te cuenta una historia con la efectividad de un francotirador y, al mismo tiempo, hace un tebeo que lleva su firma en todas y cada una de las páginas.
Así pues, mientras esperas la segunda temporada de Sleeper y cuentas el tiempo hasta que se estrenen en la tele nuevos capítulos de Alias, hazte un favor y, si no lo has hecho ya, mata la espera con Blanco Humano.
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