A estas alturas dudo mucho que haya alguien a quien aún le sorprenda la explosiva versatilidad de Warren Ellis y su incansable capacidad de producir títulos. Y, pese a la fiebre editorial en la que se halla sumida nuestro país, aún quedan muchas referencias del británico por publicar. Es por ello, por ejemplo, que no conocemos aún anteriores incursiones del escritor en el terreno de la ciencia ficción. Porque Ocean es eso, ciencia ficción de la que se define como “dura”, y no un cóctel exótico y multicultural de referentes fantásticos, que es a lo que acostumbra Ellis cuando le dejan. En la obra se nota, y mucho, que este barbudo excéntrico, además de escribir mucho, muchísimo, también lee un montón. Es así cómo se entiende su perfecta traslación a formato cómic de un tipo de ciencia ficción, el más “serio” y clásico, que poco se prodiga en el cómic norteamericano en los últimos tiempos, si es que lo ha hecho nunca. Acostumbrado a excesos de todo tipo, Warren Ellis se muestra algo más comedido de lo habitual y plantea una obra contenida y bien planteada, con las dosis correctas de desarrollo de personajes, acción, aventura y sorpresas argumentales. Incluso se permite algún que otro momento de humor merced a sus siempre afilados diálogos. Y para ilustrar esta superproducción viñetera de naves espaciales cuenta con Chris Sprouse. El dibujante, con su estilo aseado y lleno de detalle lleva a buenpuerto lo que, para muchos dibujantes de tebeo de superhéroes supone un severo handicap: conjugar escenas de interacción entre personajes con largas secuencias de naves imposibles, tecnología y espacio exterior. Sprouse demuestra estar bastante cómodo con el encargo y es, en apariencia, el entintador, Karl Story, al que se le detecta algo apresurado, con un acabado algo tosco. Una pequeña mancha que, sin embargo, no empaña el vibrante pulso de esta historia de descubrimientos sorprendentes, megacorporaciones orbitales e intrigas espaciales. Una agradable sorpresa, en estos días de géneros mestizos, encontrar una obra de ciencia ficción tan pura y, además, que esté compuesta de dibujos y palabras.