Crisis de Identidad y la posterior Crisis Infinita han llegado a las librerías acompañadas de una auténtica oleada de títulos relacionados con el término “Crisis” que, en ocasiones, sirven para arrojar un poco de luz sobre las implicaciones de todo el sarao en el Universo DC y, en otras, pasan directamente al terreno del completismo más febril. En este panorama encontramos miniseries como Villanos Unidos (aquí sabiamente publicada en un tomo recopilatorio). La novedad radica en que se trata de un título íntegramente protagonizado por villanos DC de diverso pelaje, en una lucha de poder que enfrenta a los Seis Secretos contra la Sociedad. Sólo los seguidores DC más acérrimos conocerán la vida y milagros de todos y cada uno de los personajes que aparecen en este volumen (algunos villanos segundones y secundarios a los que se les ofrece su minuto de gloria) aunque, afortunadamente, tanto el prólogo como el epílogo sirven para arrojar información que nos ayude a entender más y mejor. La miniserie, compuesta por seis números, ofrece un material bastante estándar dentro de la actualidad DC. Gail Simone, una de las pocas mujeres que trabajan en el mainstream EE.UU, se encarga de un material menos atractivo que anteriores trabajos suyos como Birds of Prey o Action Comics de una manera correcta pero sin alardes. Y es que la base argumental, bastante al uso, tampoco da para mucho: un enfrentamiento entre dos grupos de villanos, uno de ellos dirigido por un misterioso personaje, ambos poblados de peones con sus propias motivaciones, en el que se van planteando y resolviendo pequeñas subtramas y se da algo más de cancha a Catman, un personaje al que se pretende revitalizar. Con estos mimbres y la certeza absoluta de saber que la miniserie y lo que ocurre en ella son tan sólo una pieza de un puzzle mucho más amplio (y, todo sea dicho, con otros componentes de mayor peso) la guionista sale del paso con oficio pero sin excesivo entusiasmo. El apartado gráfico tampoco se sale del guión: dos dibujantes no excesivamente destacables como Val Semeiks y Dale Eaglesham que no entusiasman pero, afortunadamente, tampoco horrorizan. La clave, afortunadamente, pasa por que ambos parecen conocer sus propias limitaciones y no se plantean metas ambiciosas, y por la presencia de un entintador todoterreno como Wade von Grawbadger. Con ello, el resultado es un aprobado raspadito. Villanos Unidos, así, se convierte en mi opinión en un tebeo básicamente dirigido a completistas de estas nuevas Crisis, un tebeo de acción y peleas pijameras muy dentro de la media y poco destacable en el que nada se hace rematadamente mal y, al mismo tiempo, en el que cuesta encontrar aspectos verdaderamente destacables.
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