Mi tradición marveliana de toda la vida, que afortunadamente he ido rectificando y encauzando a lo largo de los años, no me había permitido darle el crédito que se merece a Andy Diggle. Pese al título de este blog, la verdad es que no le he dado una oportunidad todavía a Losers (¿debería? Se aceptan consejos). Sí que me gustó, y mucho la miniserie de Adam Strange que dibujó mi adorado Pasqual Ferry. Vale que en parte fue por la especie de fascinación que me provocan los personajes clásicos secundarios del Universo DC (los de Marvel, también) desde Starman . Pero hay algo más. Diggle es un tipo algo extraño; por encima de la media de los guionistas “curritos”, los de guionizar un título mensual sin más complicaciones, sin estridencias pero sin la afectación ni detalles de autor de los guionistas con más “nombre”. La sensación se vuelve a repetir con este Silent Dragon.
El guionista se mueve con mucha soltura dentro de una imaginería que mezcla herencia ciberpunk de toda la vida con algunos lugares comunes de títulos como Battle Angel Alita. Con el retrofuturismo como base, se desarrolla una historia de amor, traiciones y política ficción entretenida y bien articulada, aunque no excesivamente original. Diggle sabe imbuir el ritmo suficiente para que el toque oriental no se quede en sólo en el trasfondo y afecte también a la narrativa, y resulta creible a la hora de hablarnos de samurais, yakuzas y demás. A mi, la verdad, me quedaba (y queda la duda) de si la temática y el formato convencerían a los lectroes de superhéroes, a los de manga, a todos o a ninguno.
Ayuda a que la cosa se anime, y mucho Leinil Francis Yu con un proyecto en el que parece encontrarse muy cómodo. Sin ser un dibujante brillante, siempre he sido de los que piensan que Yu es un tío cumplidor, de dibujo vistoso pero no efectista y con una buena base narrativa. Argumentos que, sin embargo, parecen haberle mantenido siempre un peldaño por debajo del star system de otros dibujantes que trabajan menos pero deslumbran más. Silent Dragon tampoco es el trabajo que le ayude a dar el proverbial salto, pero sí le consolida como un buen dibujante que, frente a la comodidad de dibujar superhéroes no se arruga a la hora de ambientar su dibujo correcta y concienzudamente, y al que las tintas de Gerry Alanguilan le vienen muy bien. Resumiendo, que es gerundio, una lectura recomendable.