Miniblogger, de Georgina Gerónimo, llega a las librerías especializadas después de que su autora resultase ganadora de la beca Carnet Jove Conecta’t al Cómic 2015. Miniblogger es un cómic que juega con la popularísima figura de la bloguera de moda que tanto furor ha despertado en el mundo del lifestyle y las tendencias. A través de una serie de gags episódicos, la autora se enfrenta con grandes dosis de humor a los lugares comunes de un mundillo que demuestra conocer a la perfección.
A través de un estilo sencillo y cuco, Georgina Gerónimo, siempre con con un humor amable, lanza dardos a una nueva profesión tan admirada por algunas como criticada por otras. Entre la parodia suave se busca la sonrisa y la complicidad con un público lector que, desde luego, está muy alejado del lector medio de cómic.
Miniblogger no es, desde luego, la primera en hacer cómic inspirándose en la actualidad, las redes sociales y un cierto tipo de manera de vivir. Nombres como Moderna de Pueblo, Mamen Moreu, Ana Belén Rivero, las Rayadas, Sara Fratini, Agustina Guerrero o Maitena, esta última la más veterana y quizás la pionera de todas ellas. Más allá de la personalidad y diferencias formales a la hora de abordar sus respectivas maneras de contar, que las hay, y muchas, el nexo común de este grupo de autoras es buscar una conexión con los lectores a través del guiño cómplice y de retratar aspectos de lo cotidiano con grandes dosis de humor.
Probablemente, obras como Miniblogger son una demostración palpable del momento que vive el cómic en nuestro país. Tras décadas de enconada endogamia, no resulta en absoluto aventurado afirmar que el cómic, con obras como estas, se reafirma como lo que siempre ha sido, un medio a través del cual expresar, narrar y despertar emociones, y deja en evidencia a aquellos que lo conciben, equivocadamente, como un género.
El hecho que exista una gran variedad de cómics para públicos diversos, y que muchas obras se despreocupen de contar con la aprobación del núcleo duro comiquero, del lector de tebeos de toda la vida, y apunten abiertamente a un público amplio y generalista resulta una muy buena noticia. Que haya autores que no pidan permiso ni perdón a la hora de desarrollar su trayectoria y no conozcan o tengan en cuenta las endogámicas jerarquías que siguen regulando ciertos sectores de la historieta española es algo digno de destacar y celebrar.
Es evidente que Miniblogger no es un cómic para un lector como yo, ni tiene por qué serlo y eso, sinceramente, me parece algo maravilloso. El cómic, como cualquier medio de expresión, necesita de una pluralidad de voces para poder ser algo inclusivo, vivo y relevante. Debe, además, tener la ambición de querer llegar a públicos heterogéneos y perder el miedo y los complejos, salir de la zona de confort. No sé a vosotros, pero no se me ocurre nada más triste que un mundo en el que todos los cómics (o novelas, o películas, o canciones) estuviesen hechos por el mismo tipo de gente para el mismo tipo de gente.
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