Reseña de Batman: Jeckyll y Hyde, de Paul Jenkins, Jae Lee y Sean Phillips

Bien y mal, yin y yang, héroe y villano. La dualidad dentro del género del superhéroe se remonta a sus raíces básicas, a su fundamento mismo. Tratado desde infinidad de prismas y situaciones, el británico Paul Jenkins quiso ofrecer su visión particular en Batman: Jekyll & Hyde. la desdoblada personalidad del Murciélago no podía tener en esta ocasión a otro némesis que no fuera Dos Caras. Sin grandes ambiciones, Jenkins, que parece recordar sus tiempos en Hellblazer para la ocasión, plantea una miniserie (convenientemente recopilada aquí en un tomo) que funciona a dos niveles: por una parte, la trama convencional de misterio, tensión, persecución y gran enfrentamiento final, grandes ejes de casi cualquier aventura de Batman. Por otra, el guionista se permite escarbar en las motivaciones, las dudas y las inseguridades de un personaje fuertemente condicionado por una psique sometida a grandes trastornos desde su más pronta niñez. Batman:Jekyll & Hyde se convierte, conforme va avanzando, en una historia tétrica donde las atmósferas se erigen como un personaje más, donde el estilo folletinesco nos lleva, genuinamente, a sentir curiosidad por el quién, el cómo y el cuándo. Con unos cuantos proyectos fallidos a sus espaldas, el guionista, liberado de las ataduras de la continuidad que atenaza a las series regulares y sin el vértigo de la exigencia de un proyecto “de tapa dura” consigue un relato trepidante, contenido y bien resuelto.

La elección de los dos dibujantes que se hacen cargo de la miniserie, Jae Lee y Sean Philips, tampoco parece realizada al azar. dibujantes ambos de entintado denso, de expresividad más que de realismo, amén de artistas de irreprochable efectividad, los dos cumplen con el cometido de transmitir ese clima malsano que asola una ciudad de Gotham totalmente infectada por la locura y la destrucción. De nuevo, sin necesidad de grandes aspavientos, con la naturalidad de dos autores con sendos estilos afianzados y diferenciados, entregan un trabajo serio y bien planificado, en el que hay poco lugar para lo superficial y sí mucha atención al entorno y a las necesidades del ritmo narrativo a cada momento.
Batman: Jekyll & Hyde es una obra que se agradece. Se agradece porque es un trabajo bien hecho concebido sin afán de trascendencia, porque , sin hacer casi ruido, nos encontramos con un tomo que cuenta con un guión sólido, entretenido y que engancha, con un tebeo que está bien dibujado sin concesiones a la galería ni trucos de prestidigitador. Virtudes, todas ellas sencillas pero, desgraciadamente, no frecuentes.

[Reseña publicada originalmente en Culpable y Perdedor el 9 de agosto de 2007]

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