Academia Gotham forma parte del tímido acercamiento del cómic mainstream norteamericano por rejuvenecer su base de lectores. Con el despegue de ventas y popularidad que ha experimentado la literatura dedicada a young adults, era solo cuestión de tiempo que alguien con un poco de visión extrapolase algunos de sus ingredientes al formato historieta.
Academia Gotham toma como referente más claro al universo Harry Potter. No hay, por ahora, magos, pero sí hay vetusto internado, uniformes y parafernalia de colegio británico, rivalidades escolares, algo de rebeldía adolescente y mucho misterio por resolver. Un poco como «El Internado» pero a la americana. También aparece de vez en cuando Batman/Bruce Wayne pero, en el fondo, es para cubrir el expediente por lo de «Gotham». Porque los verdaderos protagonistas son una panda de chavales perfilados de una manera que el lector juvenil pueda encontrar su favorito/a y se genere algo de vínculo e identificación. Hay una saludable y estudiada diversidad de género y razas, pero también de personalidades, desde la protagonista, una atribulada Olive Silverlock, al último personaje secundario.
Becky Cloonan y Brenden Fletcher consiguen armar un cómic muy fresco que, al igual que pasa con las novelas del JK Rowling y otras sagas juveniles, ofrecen buenas dosis de entretenimiento disfrutables también por el público adulto menos quisquilloso. Fletcher, de hecho, hace doblete con Batgirl. Hay mucho y muy buen trabajo a la hora de establecer la idiosincrasia de cada uno de los personajes de manera sencilla pero efectiva y de asentar un tono general juguetón pero que no elude unas ligeras dosis de drama. Si bien es cierto que nada de lo que se cuenta es excesivamente original, también lo es el hecho de que se sepa sacar tan buen partido de ese factor tan inherente a la adolescencia como es el de convertir lo cotidiano en aventura, afrontar pequeños misterios e intrigas con la misma emoción e intensidad que da vivir una época de la vida en la que todo es nuevo y llama la atención. El equipo de guionistas además, trabaja muy bien las diversas líneas argumentales y acierta a entrelazarlas cuando resulta necesario. Se nota mucho y para bien cómo se han asumido determinados códigos narrativos de series de televisión y novelas juveniles. Por último, aciertan también al hacer que sea un cómic que pueda resultar interesante para el público femenino sin por ello tener que recurrir a hacer un «tebeo para chicas». Ojalá fuese siempre así.
Completa la propuesta Karl Kerschl con un dibujo tremendamente apropiado. Además de ser extremadamente atractivo y moderno. Una de las grandes cagadas que han cometido tradicionalmente las editoriales es asignar series juveniles a dibujantes viejunos o flojísimos, menospreciando el peso de la primera ojeada para una generación eminentemente audiovisual. Kerschl, tiene un estilo fluido y atractivo, con un toque casi más de anime que de manga (merecida mención al excelente trabajo de coloreado), un trazo dinámico y una gran capacidad para mantener el ritmo y captar el detalle consiguiendo que el resultado final sea no solo efectivo, sino también molón. Prueba superada.
Academia Gotham es un buen cómic para regalar a chavales que puedes leer sin sonrojo ninguno para pasar un buen rato aunque peines alguna que otra cana. Es solo una gota en un mar de tebeos para treintañeros o cuarentones, pero es un buen principio.
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