Releer: ese excéntrico lujo de la vida moderna

 


El otro día surgió un interesante debate con motivo del último hype del momento: la emisión de la miniserie de la Channel 4 británica Black Mirror en abierto en Cuatro. Meses antes los early adopters, gurús y trendsetters más avezados ya habían glosado sus excelencias en blogs y redes sociales y ahora el pueblo llano y la prensa mainstream tenían la oportunidad de subirse al carro del subidón, de encumbrar sus virtudes y únicos encantos. La miniserie, correcta e interesante y muy británica en su contenido y continente no era, sin embargo, ese alarde de originalidad y transgresión que muchos le otorgaron de manera impepinable. La lectura de obras de guionistas de cómic como Alan Moore, Peter Milligan o Grant Morrison (todos ellos british, por cierto) habría hecho que el espectador de Black Mirror hubiese identificado elementos claramente enraizados en la tradición sci-fi y ciberpunk británica desde hace años…


¡Quieto ahi!¿Qué quieres decir?¿Es por ello Black Mirror mala?¿Está obligada la gente a leer tebeos británicos antes de hablar y manifestarse?

Nada más lejos de la realidad. Lo ocurrido con Black Mirror ha pasado, por ejemplo, con Perdidos o Mad Men y está en ciernes de pasar con The Newsroom, y esto reduciéndonos solamente al entorno de las series de televisión. Se puede trasladar exactamente igual al ámbito de la música, la tecnología, la moda… convirtiéndose en uno de los grandes quebraderos de cabeza de las marcas de consumo más o menos masivo. Tu producto puede ser hoy lo más cool del momento y, un par de meses después, pasar al olvido más inmediato porque ya no es “tendencia”.

Dentro de los requisitos de la vida moderna y urbanita, y ya ni te cuento dentro de los medios de comunicación “de tendencias” y de los medios masivos que no son de tendencias pero quieren pensar que sí (lo que se conoce comunmente como “descubrir la Coca-cola”) existe una necesidad perentoria de descubrir, clasificar, catapultar, alabar hiperbólicamente y desechar cualquier fenómeno de la cultura popular que sea susceptible de ello. Un consumo de información, cultura y espectáculos fast-food estresante y frenético que la actual sobrecarga de oferta de información y contenidos, combinado con la pujanza de las redes sociales, ha llevado a un extremo. Nos apresuramos en encumbrar aquello que sea nuevo y diferente o, al menos lo parezca, como manera de significarnos entre la multitud, de ser la frutera que más alto ofrece sus pimientos en el mercado.

Frente a este locurón vital me ha despertado sana envidia y curiosidad ver cómo algunos abogan no solo por no participar en la concurrida carrera por ser el primero en clavar una pica en Flandes sino, oh sorpresón, se dedican sin sonrojo alguno a volver sobre sus pasos: RELEER, REVISIONAR, REESCUCHAR.

Por ejemplo, la simpática señora del vídeo que encabeza este post, Patricia Meyer, ha publicado un libro sobre el tema. Durante un año, esta profesora de literatura jubilada se ha dedicado a releer todo tipo de libros que había leído anterioremente por alguna u otra razón. El resultado es un libro (que pinta muy interesante, por cierto) en el que plantea interesantes cuestiones y no menos interesantes conclusiones.


Y aunque a algunos esto les parezca no ya reprobable, sino directamente delictivo, hay que decir que el curioso caso de la señora Meyer no es tan único ni tan raro. Uno de los baluartes del re-ismo es Tor.com, uno de mis frikiportales predilectos. No solo se han embarcado en una interesantísima relectura de TODA la obra de Alan Moore, sino que se atreven, por ejemplo, con una revisión de Buffy la Cazavampiros, la añorada serie de Josh Whedon que en su día protagonizara la lozana Sarah Michelle Gellar. Toma ya. Por su parte, la gente de The Guardian, tan brit y tan ecléctica, se marca, entre otros, un re-reading de Stephen King. Sí, el mismo Guardian que antes había publicado un artículo antirrelectura alberga un amplio catálogo de colaboradores relectores. ¡Dios mío!¡Un medio de comunicación solvente que alberga opiniones contrapuestas!Pero, ¿A qué juegan estos ingleses?

Con tanta to-do list vital, no es fácil mirar atrás y releer, revisar y revisitar. No tengo muy claro si es lo mío o no. Por cierto, ¿Alguien tiene ya el episodio Piloto de lo nuevo de J.J Abrams que estrenaban ayer por la noche en EE.UU?¡Pues que rule!