¿Hay algo que no sepa dibujar bien Paco Roca? Es la pregunta que, probablemente abordará a quienes se asomen a El tesoro del Cisne Negro (Astiberri), la última obra del autor valenciano. Un cómic lleno de aventura intriga y conspiraciones en la mejor tradición de novelas bestsellers y blockbusters hollywoodienses.
Decidido a sorprendernos con sus compañeros de viaje, Paco Roca ha pasado directamente de trabajar con Jose Manuel Casañ, cantante de Seguridad Social, en La encrucijada, a hacerlo con el diplomático Guillermo Corral, que debuta como guionista de cómic en El tesoro del Cisne Negro. En ambos casos, el dibujante ha sabido llevar a su terreno ambos proyectos haciendo, permitidme el símil naval, que lleguen a buen puerto.
Ficción real
El tesoro del Cisne Negro ficciona el litigio que mantuvo el estado español con la empresa cazatesoros norteamericana que expolió más de medio millón de monedas de oro y demás tesoros del pecio español Nuestra Señora de las Mercedes. Para ello, toma como punto de partida las experiencias en primera persona de Guillermo Corral.
Los nombres han sido disimulados (muy fino ese homenaje a la AVENTURA que se marcan los autores llamando al protagonista Alejandro Ventura) y, claro, algunas situaciones se habrán inventado a favor, precisamente, de ese espíritu aventurero. A priori, pese al trasfondo del fabuloso tesoro, una historia en la que priman abogados, funcionarios y diplomáticos no se antoja como el colmo de la emoción, pero Corral y Roca hacen una lectura extremadamente inteligente de la premisa.
El lector que conozca mínimamente la obra de Paco Roca reconocerá casi al instante su mano a la hora de plantear situaciones y diálogos, su estilo de plantear romances de andar por casa. Y esta desarmante naturalidad con la que el valenciano trabaja las relaciones interpersonales aporta un dimensión de proximidad en El tesoro del Cisne Negro que acaba por otorgarle un “algo más” a esta especie de superproducción en viñetas.
Aventuras francobelgas
Sin embargo, resultaría injusto no destacar cómo Roca consigue destilar en esta obra el espíritu de aventura de la historieta francobelga del género. La referencia a Tintín de la portada da una idea de cómo el dibujante disfruta homenajeando a un cierto modo de hacer cómic que, probablemente, forman parte de su educación sentimental. Además, su dilatada solvencia soluciona notablemente detalles como flashbacks históricos o secuencias de “gran presupuesto”.
El tesoro del Cisne Negro quizás no sea una obra de autor de Paco Roca, como La Casa o Los surcos del azar. Sin embargo, importa poco si es una oportunidad de aprovechar una historia con potencial de interesar a un público amplio o de darse el gusto y capricho de reconfortar a su niño interior. El caso es que, por encima de todo, consigue convertirlo en un tebeo de Paco Roca, con todo lo que ello implica.