Cristina Durán y Miguel Angel Giner rinden en El día 3 el merecidísimo homenaje al accidente de metro acaecido en Valencia en 2006, coincidiendo con la visita del Papa, el mayor de la historia del metro en España. En este volumen, en el que se han entendido a la perfección con la periodista Laura Ballester, incansable investigadora y perseguidora del cómo, el por qué y el quién de esta tragedia, marcan un hito artístico y personal importante, en tanto en cuanto atraviesan las fronteras de lo autobiográfico para poner su talento al servicio de otras personas.
Cristina y Miguel Ángel tienen un máster con honores a la hora de enfrentarse a dificultades y reveses vitales, como tendrá bien claro cualquiera que lea Una posibilidad entre mil y La máquina de Efrén. Es por ello que se me ocurren pocos autores más capacitados para abordar una obra basada en unos durísimos hechos reales. Por una parte, se les da bien generar una clima de empatía en el lector. Su manera de retratar personajes siempre es cercana y sencilla, y su capacidad de asomarse a situaciones dramáticas sin un solo ápice de salsa rosa es mucho más complicado de lo que hacen parecer.
En El día 3, sus autores reconstruyen a partir de testimonios directos y documentación diversa todos lo acaecido durante el terrible accidente de metro que se llevó la vida de 43 personas y el comportamiento posterior de diversos de los responsables políticos valencianos de la época, así como de los directivos del Metro de Valencia. Laura Ballester es, muy probablemente, la periodista que más y mejor ha investigado e informado del asunto y ello se nota, y mucho.
La labor de Miguel Ángel y Cristina de dar forma en papel a las personas normales y corrientes que lucharon durante años para que la muerte de sus familiares no cayese en el olvido es, sencillamente, ejemplar. Tras unos años contando historias en primera persona, han sabido entrar en una tragedia que les es ajena en lo personal (aunque no en lo humano: como valenciano, comparto la rabia, impotencia e indignación de cómo se ha tratado el accidente).
Una vez más, Cristina Durán demuestra que una buena narradora gráfica puede cumplir contar con éxito cualquier historia, aunque su estilo gráfico no sea, a priori, el que se pueda considerar que se ajusta a la misma. Evidentemente, un dibujo de corte realista facilita la conexión del lector a la hora de abordar un suceso real con las implicaciones que tuvo el accidente de Metrovalencia.
¿Tiene por ello más mérito el trabajo de Cristina cuenta con una amplísima experiencia en ilustrar cuentos infantiles y su trazo es más dulce, más cartoon? Pues mira, ni lo sé ni me importa porque, más allá de ese detalle, ya nos está dando toda una lección de composición, ritmo y proximidad. Cuando unos personajes, sean reales o de ficción, saltan fuera de la página para sentarse a tu lado, te da igual si sus rasgos son fotográficos o figuras hechas con palitos.
El día 3 es un magnífico ejemplo de lo bueno que puede salir de unir cómic y periodismo, además de una obra necesariamente generosa con el recuerdo de quienes padecieron una de las más dolorosas injusticias de las últimas décadas. Un tebeo valiente que honra a quienes lucharon contra el olvido y, desde luego, a sus autores.