Muerdeuñas: Asesinos en serie en la América profunda
Con lo macabro y el crimen asentados como pieza de la cultura popular norteamericana (y por ende, occidental), el asesinato hace décadas que se ha convertido en un producto de ocio de consumo más. Solo hace falta acercarse a la programación de cualquier cadena de televisión generalista para comprobar cómo series tipo CSI, Bones o Castle, con su formato de «el asesinato del día» se han asentado sin mayor revuelo en la ración diaria de televisión de consumo familiar, con otras como Dexter o Hannibal en las que el asesino en serie es el carismático protagonista. Muerdeuñas lleva al papel esta fascinación por el serial killer, este morbo por lo truculento, elevándolo a la enésima potencia. La serie nos lleva a la típica pequeña localidad de la américa profunda. Una ciudad que cuenta con la peculiaridad de haber sido cuna de nada más y nada menos que 16 asesinos en serie, el más reciente de los cuales sigue residiendo allí tras haber sido absuelto de sus crímenes.
Con este impactante punto de partida arranca esta serie de misterio y terror francamente entretenida. Pese a un arranque algo tosco, lo descabellado de algunos giros argumentales y el trazo grueso de ciertos personajes, Muerdeuñas funciona. Y lo hace gracias a un buen ritmo narrativo y una elección interesante del trasfondo y motivaciones de los dos personajes principales. Además, el guionista Joshua Williamson demuestra conocer el género en el que se mueve y mantiene una línea autorreferencial muy en la onda de Kevin Williamson en la saga cinematográfica Scream y, por supuesto, cierra este primer volumen de la serie con un cliffhanger.
El dibujo de la serie mantiene un nivel aceptable, ayudado por un excelente trabajo de coloreado a cargo de Adam Guzlwwski. Mike Henderson no brilla pero a su favor hay que decir que sabe desarrollar la trama con claridad y fluidez y que se esfuerza por trabajarse un estilo personal sin clonar descaradamente a nadie. En Muerdeuñas se nota que los autores son relativamente novatos y que la serie se sitúa en la clase media del catálogo del sello Image. Pero también que hay margen de mejora y crecimiento y, sobre todo, muchas ganas de hacer disfrutar al lector.
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