Reseña de Fantasmas, de Joshua Williamson y Goran Sudzuka

Con la publicación del primer volumen de Fantasmas (traducción un tanto alegre del Ghosted original), en el espacio de unos pocos meses hemos tenido oportunidad de conocer dos de los trabajos propios del guionista norteamericano Joshua Williamson. Ya había llegado su Captain Midnight para Dark Horse el año pasado de la mano de Aleta y durante este hemos podido disfrutar de la primera entrega de Muerdeuñas.

Sin salir del gusto por lo macabro, Williamson, acompañado por un siempre sólido Goran Sudzuka (Y, el último hombreHellblazer…) se marca un crossover bastante llamativo entre Ocean’s 11 y Poltergeist, por salir del paso rápidito y sin complicaciones. Si estuviésemos hablando de una serie de televisión, probablemente no sería equivocado hablar de un high concept. En todo caso, Williamson, como ya demostró en Muerdeuñas, consigue un combinado suficientemente sabroso y estimulantes a partir de una serie de ingredientes bien conocidos. Ahí está el protagonista Jackson Winters, ese tipo duro de lengua afilada y endiablada inteligencia, y solo es el principio. Porque cogidos de la mano llegan la casa encantada, el millonario excéntrico, los ikerjimenez, la medium, la mercenaria sexy, el trilero… ¿Suena familiar? Pues claro que sí. Sin embargo, nada de ello impide, sin embargo, que Fantasmas sea un tebeo totalmente disfrutable. Y lo es, por ejemplo gracias as excelente trabajo gráfico que realizan Goran Sudzuka y el colorista Miroslav  Mrva,  sabiendo conseguir esa ambientación inquietante y un poco pop del terror teatral de fantasmas y casas embrujadas. Además, Joshua Williamson demuestra una vez más lo bien que se le da lo de dinamizar un tebeo a golpe de diálogos frescos y planteando una trama muy trabajada llena de giros. El guionista quizás carezca del empaque de otros que publican proyectos similares en Image (a muchos les vendrá a la mente Fatale, de Ed Brubaker, por ejemplo), pero lo cierto es que apunta muy buenas maneras en su relativamente breve trayectoria. Este ejercicio-homenaje es buena muestra de ello.

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