Reseña de Hail Satan!, de Simon Hanselmann

Un autor de la remota Nueva Zelanda que publica cuatro obras publicadas de manera meteórica en tres años con un desarmante éxito. Y Simon Hanselmann vuelve ahora con Hail Satan!, una nueva incursión en las vidas de Megg, Mogg y Búho (también de Werewolf Jones).

La extraña ternura que despierta en el lector esta pandilla de personajes maleducados, macarras y próximos al más absoluto de los desahucios sociales y mentales es algo que hace tiempo mutó de sorpresa en hallazgo. Hay en Megg, Mogg y Búho parte del descarnado patetismo del Buddy Bradley de Peter Bagge o el Joe Matt de Joe Matt. Casos todos en los que existe una irresistible atracción hacia unos personajes destinados irremediablemente a fracasar por sus propios deméritos y a tropezar con las mismas y afiladas piedras una y otra vez.

Como esa costra que uno no puede evitar arrancar una y otra vez, aún a sabiendas que así nunca curará la herida, Búho sigue empeñado en llevar una vida de sitcom ideal con unos compañeros de piso más adecuados para una película de Harmony Korine.

Hanselmann situa Hail Satan! entre Hechizo Total y Bahía de San Búho,  decantándose por una sola historia en vez de los retales de vida y momentos que había reunido en las dos anteriores obras. Tras varios centenares de páginas con los personajes, al autor no le tiembla el pulso a la hora de mantener durante un buen número de páginas un relato coherente marca de la casa, en el que se entremezclan slapstick, humor cafre y reflejos de inseguridades, celos y nihilismo.

Tras la sorpresa de Hechizo Total y la confirmación de que la cosa iba en serio con Bahía de San Búho, Hail Satan! supone la normalizacion (sea lo que sea que eso signifique en este caso) de una saga, unos personajes y un autor que, hoy por hoy, se antojan imprescindibles.

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