La Saga de los Bojeffries, de Alan Moore y Steve Parkhouse

Lo de La Saga de los Bojeffries es una de esas cosas casi de justicia. Pasaron treinta años hasta que la editorial Top Shelf se animó a recopilar todas las historias en blanco y negro. La anterior recopilación, de Tundra, añadía color, y esta incluye una nueva historia de 24 páginas.

La saga de los Bojeffries empezó a aparecer en los años ochenta en la revista británica Warrior, la misma en la que a Alan Moore publicó Miracleman y V de Vendetta. La idea básica es la de una familia al estilo de los Munster o los Addams pero con un sabor puramente británico. Moore demuestra a lo largo de los años  un sentido del humor punzante, y una afilada capacidad de deslizar estampas reconocibles de la sociedad británica. Es interesante ver cómo todo empieza todo en una típica casa de alquiler municipal en un barrio de respetable clase trabajadora. Años después, se vuelve al mismo lugar para ver cómo el entorno se ha degradado, predominan los chavs (equivalente brit a los canis españoles), y Gran Hermano.

Steve Parkhouse aporta con su dibujo una riqueza de matices que va desde la viñeta humorística de periódico al gótico de Gorey y Addams. El paso del tiempo entre las diversas historias resulta evidente al pasar de una a otra, pero el tono general se mantiene. Nada desentona realmente.

Conociendo la minuciosidad de Alan Moore en obras como Watchmen, V de Vendetta o From Hell, sorprende lo anárquica que resulta esta Saga de los Bojeffries. Priman una disparidad de formatos y una periodicidad laxa. El conjunto se beneficia del material nuevo añadido  y del excelente trabajo de Steve Parkhouse. Y cuenta con argumentos como para ser mucho más que una pieza para completistas del Moore. La obra, por cierto, cuenta con muchas más capas de las que puede parecer a primera vista.

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