Reseña de Batgirl: la chica murciélago de Burnside, de Fletcher, Stewart y Tarr

Batgirl Burnside

Batgirl, la chica murciélago es un caso más de «reinvéntate o muere», que parece el lema de Marvel y DC comics en este último lustro. Cada vez menos quijotescas y más parte de un engranaje empresarial en el que la imagen romántica de aquellos mad men comiqueros que dieron forma a lo que hoy son suculentos catálogos de franquicias multimedia.

Cerrada la fórmula de dedicar los grandes títulos, los iconos de la compañía a megaeventos y sturm und drang cíclicos, queda la idea de qué hacer con la clase media, esos personajes con los que HAY que hacer algo porque, ya se sabe que el dinero hay que moverlo para que genere dinero.

La solución pasa por -albricias- intentar cosas nuevas. De perdidos al río. Y ha sido esto lo que ha convertido, bendita casualidad, a Batgirl en uno de los pocos cómics verdaderamente para el público del siglo XXI que  ha publicado DC Comics en esta última década.

El equipo creativo formado por Brendent Fletcher, Cameron Stewart y Babs Tarr sumerge a Barbara Gordon en un microuniverso plagado de guiños contemporáneos. Con el ambiente universitario como trasfondo, los autores cocinan versiones ad hoc de Brooklyn, Silicon Valley, Tinder o Instagram. Bañan las páginas de la serie de una total normalización y dejan de preocuparse en resultar realistas y para centrarse en ser próximos, dando entrada a una abierta diversidad cultural en sus personajes o a un uso no forzado del vocabulario juvenil, los selfies, la gentrificación o el importante papel de las redes sociales en la vida diaria de los chavales de hoy en día. En este habitat se desarrollan una serie de tramas superheróicas que, en la mayoría de casos toman como punto de partida alguno de estos elementos cotidianos de manera no invasiva. Todo ello hace que Batgirl resulte ser una serie juvenil mucho más fresca que muchas de las que se pueden ver hoy en día en televisión, un medio que lleva varios cuerpos de ventaja en la creación de contenidos para el público.

Por su parte, Stewart y Tarr realizan un excelente trabajo a la hora de ambientar la serie. Tradicionalmente tanto Marvel como DC han patinado a la hora de plasmar modas y  tendencias juveniles (alguien se acuerda del cutrísimo Nicholas Scratch dibujado por Jim Aparo en Tierra de Nadie?). Pedirle a un señor mayor que se pasa diez horas diarias pegado a una mesa de dibujo que retratase lo que pasaba puertas afuera de su estudio en la era pre internet resultó un fracaso en la mayoría de casos. En Batgirl se ha cuidado hasta el extremo este factor. Además , se ha elegido a un tándem de dibujantes polivalentes, con un estilo gráfico adecuado a una serie que intercala situaciones propias de una sitcom juvenil con secuencias tradicionales de tebeos de superhéroes.

Batgirl es un cómic entretenido y bien dibujado que, además, es también un buen cómic juvenil destinado al público femenino. El gran reto, en mi opinión, es que todo este esfuerzo haciendo cristalice consiguiendo que un material de estas características llegue a su público objetivo, y no se trata de algo fácil. Sería una pena que al final semos los mismos lectores de siempre los que compremos y leamos Batgirl.

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